A lo largo de la Segunda Guerra Mundial (mil novecientos treinta y nueve-mil novecientos cuarenta y cinco), un conjunto de presos británicos son obligados por los nipones a edificar un puente. Los oficiales, capitaneados por su flemático coronel, se opondrán a toda orden que viole la Convención de Ginebra sobre los derechos y las condiciones de vida de los presos de guerra.